Claro....Uds. dirán que

el oficio de relojero es tranquilo y lleno de margaritas.
Pero no.No es así.
Alguna vez, si pasaron por mi Blog, habrán leído anédoctas graciosas...y otras lastimosas..jeje.
Pero, creo que la que paso a narrarles ,supera todas las expectativas.
Fíjense:

"El relojero, debe tener buen oído además de buen pulso y mejor visión.
Hay que saber donde colocar un diminuto tornillo,tratando de no ahorcar a un pichón de cucaracha que vino en el paquete...con lo cual repito:pulso y visión.
Pero el oído es tan importante, .....tan importante .
Claro que ..si se habla de un taller de relojería ubicado sobre una avenida de alto tránsito ,donde se producen aceleraciones,frenadas,esperas interminables con motores regulando, hasta que abra el semáforo...no hay oído que sirva ni para juntar cera.
Pero uno hace lo que puede.
Y entonces, se concentra y hace fuerza enviandole al cerebro palabras "cargadas de sentimiento para que se ponga las pilas y active el engranaje de la audición.
Una vez activados los tres elementos indispensables y en fundamental largada, se inicia la ceremonia de escuchar " las campanadas de la hora,la media y el cuarto segun el modelo del reloj ".,que por lo general no tiene menos de 50 años.

¿Que hace un relojero polenta?..
se para frente al reloj,lo mira fijamente,como advirtiéndole y abre la puerta de la caja despacito ,gira las agujas hasta la hora de largada y ensarta  la llave que finalmente le dará arranque (recuerdan los FordT?) .
Con delicadeza mueve el péndulo  con la yema del meñique y escucha el sonido de la maquinaria que tiene que ser como el de un marcapasos  o el de los marca ritmos (que ahora no recuerdo el nombre)
A veces suena a gallina ponedora de huevos doble yema, pero otras .....

Si algo caracteriza al relojero, es la paciencia
.Porque esa ceremonia suele repetirse tantas veces como sea necesaria ,hasta que finalmente el sonido suena como unviolín de Stradivarius.
Una vez que la máquina está a punto y coma, se escuchan las campanadas....que muchas veces dependen del estado de la caja ,si está muy apolillada, si es de buena madera,.etc.
Cuando todo funciona:la marcha y el sonido es delicioso  es el momento justo en que el relojero suele poner  cara de felicidad ,como si le estuviesen rascando la espalda a cuatro manos.
Cuidando de que las corrientes de aire no afecten al reloj, detiene el péndulo,lo quita, baja el reloj del clavo de prueba y lo apoya suavemente sobre una superficie plana......para finalmente esperar que venga el dueño y lo retire......

El tema es que no siempre el dueño tiene buen oído y a veces la cosa se complica, porque cree recordar que en lugar de Stradivarius sonaba como la guitarra de Menchu Polilla a la que le faltaban dos cuerdas y para que voy a seguir contando...tejan el final que quieran total el mío ya lo viví.

Hasta pronto amigos.!!

Ahhh...sí.

Yo creía tener todo conocido,en mis mas de tres décadas de relojero...
...y pensaba también ,que ya nada podría ocurrirme ,ni sobresaltarme porque casi todo me había ocurrido ya.....jeje....

Sin embargo,los fierros son fierros  y esta vez no hablo de relojes...no.

Hablo de persianas metálicas....
Resulta que en uno de los tantos sábados, en que el horario de las 13 hs. marca el final de la semana de trabajo,toca el portero un cliente, (de esos que siempre llegan a último momento,o de los típicos que te dicen"vine ayer y Ud. ya se había ido".)

El caso es ,que le abrí la puerta del negocio con la persiana a medio bajar...y le grité :¡EMPUJEEEEE!

Mas obediente que "pibe en vísperas de reyes", entró  al negocio y tras el se desplomó la cortina.
¡UY!...Grité .
¡AY!...gritó El.
¿Le pasó algo?-
_NO-me contestó ,blanco como tiza.
Finalizado el diálogo fluido ,los dos reaccionamos pensando que hacer ,para solucionar el problema.

_No se preocupe-,le dije.Ahora salgo y busco ayuda.
Meto mis manos en los bolsillos para buscar la llave de la puerta de calle ,por donde entro y salgo cada día y nada.Las llaves no estaban.

Bueno,(me dije) estarán seguramente en el cajón de los papeles...busco y nada....
Ya está! no se preocupe ,(le dije al cliente que para estos momentos ya estaba todo transpirado del calor infernal que hacía dentro del local todo cerrado)....llamo por celular a mi hija,para que me traiga el duplicado de la llave.

Busco mi mochila donde tengo todos mis bártulos( cepillo dental,jabón,aceite lubricante para relojes,pastillas para el mal aliento,la pinza mini para relojes mini,dos mallas de cuero lagarto antiguas para una cliente que nunca vino a retirarlas...(entre otras tantas cosas de suma necesidad y urgencia).Pero, el celular no estaba.

Para aflojar tensiones, le pregunté si jugaba Generala.
No.Me contestó,...(y aclaró que solo jugaba truco).
¡Sonamos!-Le dije .Yo no se jugar al truco.

Como disparado por un cañón antiaéreo FLAK 50, este hombre empezó a golpear la persiana y con gritos desaforados,( propios del calor que lo invadía) ,logró llamar la atención de una vecina que volvía de la feria con el changuito cargado de verduras.
Como la sra. me conocía, me llamó por el nombre: Relojero:¿otra vez se quedó encerrado?
Hasta que logré explicarle, pasaron largos minutos .
Finalmente, fue a su casa y por teléfono me solucionó el problema.Una genia.
Salimos con la llave de mi hija ...
deshidratados y ojerosos.Despues nos abrazamos...y quedó como una anecdota imborrable.