Sigo con las historias sobre relojes....parece que gustan al lector.De modo que....aquí va otra.



Suelo ser obsesivo con mi trabajo.Bueno, suelo no....siempre. Todo debe andar con precisión,los relojes y la vida...así somos los relojeros.(por eso es difícil que nos aguanten).... 

" Cierto día me traen un reloj despertador viejo,...de dos campanas.De caja impecable, pero por dentro el paso del tiempo. 
Después de recorrer viejos reductos de repuestos,con el calor de febrero,transpirando hasta el cerebro.. encontré al fin, la tan deseada pieza que salvaría la vida del reloj. Con herramientas precisas y buen ojo de relojero agrandado por dos lupas, logré arrancar la vieja maquinaria.Durante tres días de control ,la marcha se fue ajustando,hasta lograr el punto necesario para la celebración. Con la seguridad de lo hecho llamé a su dueño ,quien rápidamente, llegó al taller. Tanta alegría tenía con el reloj arreglado, que para celebrar lo revoleó por el suelo (sin querer por supuesto).Volaron las piezas,cual tenues papelitos .La caja que estaba impecable ,quedó como bandoneón.Los pelos de mi cabeza se erizaron como alambres...la indignación superó el límite de lo posible y contando hasta ciento veinte, le revolee un plumero, que por descuido un amigo dejó apoyado en el mostrador. Como tenía cintura, del plumerazo escapó ,pero sin duda alguna al taller,no pensó en volver jamás. 

1 comentario:

enry dijo...

ME GUSTÓ MUCHO, A SEGUIR CON LAS HISTORIAS.
ENRIQUETA